domingo, 22 de febrero de 2015

El ciempiés III - La casa en cuesta

Siempre había agradecido secretamente a mis padres por vivir en una casa en una calle en cuesta porque en caso de inundación el agua correría hacia abajo pero nunca hubiera imaginado que un día la casa se pondría en cuesta también.

Nota del autor: Antes de nada concretar que el ciempiés sigue acompañándome no se va, aunque ya no me obliga a escribir pero sigo con el mono en el hombro y ya uno se acostumbra y el ciempiés aplaude sonoramente con todas sus ciempatas.

Quiero decir que desperté aquel día después de aquella noche que ya he relatado y la casa se levantó con el suelo torcido, había un desnivel entre mi cuarto y la cocina, mi cuarto abajo la cocina arriba. El primer día lo solventamos sin demasiadas dificultades con voluntad y turnos de ir a la cocina que se convertiría en el lugar de las provisiones. Pero al segundo día hallamos el problema añadido de que también las escaleras de bajada a la calle estaban extrañamente en desnivel hacia arriba, y sólo pudimos concluir un viaje al supermercado y subir escaleras arriba que también estaban en desnivel hacia arriba así que subirlas con unas pocas chocolatinas, algo de carne y cuatro patatas fue toda una odisea de extenuación hasta el agotamiento.

Algún día nos quedamos a dormir en la cocina, pero era demasiado fría, así que volvimos al cuarto y cada vez las visitas a la cocina se hacían menos frecuentes, porque costaba esfuerzo y teníamos que administrar las provisiones y como las visitas se hacían menos frecuentes cada vez comíamos menos y costaba más esfuerzo y las visitas se hacían menos frecuentes hasta que hoy ya hace varios días que no comemos. El agua es más fácil, está el grifo del baño nada más salir del cuarto pero la cocina es un infierno y hace varios días que no comemos.

Al borde de la desesperación, depositamos nuestra última esperanza en las matemáticas. Por eso que dicen de que todo se resuelve con matemáticas. Yo no lo sé y el ciempiés menos que es de letras, pero sin duda esta geometría en la que estábamos recluidos, esclavizados, aprisionados tenía que tener alguna solución lógica, quizá alguna aplicación biyectiva nos salvaría la vida.

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