sábado, 20 de diciembre de 2014

El rincón de las mariposas suicidas

"Sólo hay una vía de participar en la Historia: actuar como una partícula brillante, siempre idéntica a sí misma, maravillosamente bella y desobediente a todo mandato."
(Yukio Mishima, 'Caballos desbocados')



29.04.15

La noticia había corrido y recorrido las portadas de los medios de comunicación de todo el mundo, con esa misma imagen sobrecogedora, repetida como un eco. Los biólogos no podían explicar cómo ni por qué tal cantidad y variedad de mariposas habían migrado a este lugar particular, en la región de Nara (al oeste de Osaka, Japón), en un claro de un bosque, junto a un pequeño lago, para realizar un ritual suicida en comunión.

Una vez se hizo público, los turistas habían perdido la cabeza por viajar a presenciar tal esperpento de la naturaleza. El gobierno japonés había tratado de organizar a contrarreloj un asunto que se le escapaba de las manos, pero las líneas de espera eran de varias horas aún reservando por internet. Todo esto lo escribo en el avión, no he podido resistirme a presenciar con mis propios ojos tal maravilla de la naturaleza vagamente manchada en el papel de periódico.


01.05.15

Tuve que esperar seis horas y media, desde las siete de la mañana a la una y media, para poder entrar al recorrido de 10 minutos alrededor de los aproximadamente 20 metros cuadrados de mariposas suicidas. Cuando por fin entré, la imagen se abrió ante mis ojos como una herida que rugía y rugía y partía mi cuerpo y desataba esencias que jamás había sospechado que llevara dentro. El rincón de las mariposas suicidas era el cénit del color, como un sol brillantísimo. Dolía mirar y a todos nos lloraban los ojos, había gente incluso arrodillada ante los vanos esfuerzos de los guardias por hacer fluir el tráfico de lágrimas.

-Quel triste! - exclamó un niño de la familia francesa que me precedía.

-C'est pas triste. C'est beau - respondí.

No llorábamos porque fuera triste. A nadie le conmueve hoy en día la muerte de una ni de miles de mariposas. Si aquel espectáculo único nos emocionaba era por ser bello como sólo puede serlo la muerte. Porque nos conmueve lo inmortal, lo Absoluto. Aquellas mariposas que dentro de pocos días se pudrirían y serían polvo que sepultaría la tierra, paradójicamente habían trascendido a la Historia del Universo con aquel acto suicida de la más pura belleza. Pues sólo la Belleza es Histórica y Absoluta.

No voy a escribirte más versos tristes desde esta noche

Me tiembla la mano por no sé qué nostalgia de sentimientos
Yo ya no siento nada
Ni siquiera tus dedos recorriendo mi cuerpo
A través de los meses y los años

Yo sé que hay diez mil versos en tus ojos de mar bravo
No voy a escribir ni uno más
Ni uno!

Sin llegar

Me he dormido en tus labios
y cuando desperté me habías tragado
entero y ya no estabas.
¿Cómo te atreves a irte antes que la luna?

A los que somos un poco vampiros
no nos gusta que salga el sol
a lamernos las heridas con sus rayos
arrancando la costra de oscuridad.

Nunca había caminado tan despacio
como esta mañana.
Nunca había querido tanto
no llegar a ningún sitio.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Los borrachos siempre dicen la verdad

La belleza está siempre en lo difuso
En los misterios
En las dudas
En los silencios
En lo oscuro y el alcohol

Váyanse ustedes con sus líneas rectas
A la mierda

Preguntas a la poesía

¿Cuánto hay que deshacer las sílabas
para formar un verso?

¿Cuánto hay que romper las palabras
desmenuzarlas atarlas desatarlas
vomitarlas por la borda y saltar detrás
para componer una estrofa?

¿Y después qué hacer con los poemas
que nadie lee?
Los repudiados, los ignorados, los que se esconden
bajo el hormigón de la realidad,
tras los telebasureros,
entre los vómitos de Hollybad.

¿Cómo enmendar su vergüenza
su injuria su pena?
¿Dónde queda su voz
en qué estante qué baúl cajón cubierto de polvo?

Pero sigamos escribiendo cartas al olvido,
quizá encontremos alguna metáfora.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Mirando a la muerte a los ojos una noche de insomnio

Cuando miro a la muerte
(una noche de insomnio, por ejemplo),
cara a cara, sin cerrar los ojos,
¡parece tan pequeño todo!

Cuando escucho cómo gotean los segundos
en el tic tac de las agujas de un reloj,
me pregunto qué vale mi vida
o si sólo es miedo lo que nos empuja.
a agarrarnos a ella con los ojos cerrados.

Me pregunto qué me diferencia del suicida
y siento entonces la fuerza,
la necesidad de hacer grandes cosas.

"Mañana no encenderé la televisión,
ni el ordenador, ni el móvil,
leeré toda la tarde.
Mañana comenzaré a escribir una novela
o un ensayo con mi propia teoría
filosófica o científica."

Así quizá me sentiría algo más
absoluto, total, infinito,
o al menos con significado.

Pero es tarde.
Me voy a dormir.
Mañana todo esto que escribo
será poco más que un sueño
y volveré a vestir el uniforme de las horas.

Por la juventud

Brindemos por todos nosotros,
jóvenes de hoy,
por esta delicada inmortalidad
que aún corre en nuestras venas
y es el proyector de nuestros sueños.

Nanorrelatos

I

Un día abrí los ojos y me encontré el mundo patas arriba. Aún no sé si es la realidad o me convertí en un murciélago. Pero no vuelo.


II

Antes de morir, viajó a Ginebra para verter sus recuerdos en el acelerador y así deshacerlos en millones de nanopartículas de olvido.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Primer intento de reggaeton poético

Viérteme tu aliento de vino divino,
desángrame,
quítate el vestido.

Acércate,
mama este verso erótico
con un beso alcohólico.

No diré no te deseo.
No deseo ser estricto si digo
que aún te sobran hilos
en las caderas y en los pechos.

Hiéreme con tu labios,
como una herida abierta.
Te echado de menos tanto
que hoy de ti me pongo hasta las cejas,

Sin rejas,
sin noches viejas,
sin recuerdos como velas negras
que oscurezcan esta cena.

No habrá de nuestros cuerpos sobras
tras la noche de tu boca.
No habrá esta noche rocas
tras el acantilado de tus sábanas,
sólo un agitado mar,
que tras la tormenta viene la cama.

viernes, 5 de diciembre de 2014

A través de los puentes

Te quedaste con mis labios besados,
con mis brazos abrazados,
con las plumas de mis alas
e incluso con un fragmento palpitante
de mi corazón,
como una corneja cualquiera.

Y ahora me miras,
como a través de los puentes
y a través de las puertas cerradas
y las ventanas a cal y canto
me clavas la córnea.

Y canto.
Pero tú no me oyes.
Pero yo canto
una canción de otro siglo,
unas palabras de otra historia
que no riman con la nuestra.
Y, claro, tú no me escuchas.